lunes, 1 de diciembre de 2014

Cuenca Rocosa
















Hacen mi petada guapa y hermosa, como el oso de peludo y el cuervo volando bajo, por la noche nos zampamos los zarajos, aprieta que te aprieta, fluye como río, la mofeta que tengo dentro, va soltando un poco ruido.

Todo un fin de semana de locura ciclista, con unos buenos amigos, con buena comida y buenos rutones, así se planteo este fin de semana, así nos los hizo saber el alma de las fiestas ciclistas, Ignacio, nos llamo a filas, Manolo nos puso a disposición su casa en Cuenca y nos diseñaron unos rutones conquenses.


Hace años ya estuve por esos lares, haciendo turismo en coche, no es lo mismo ni es igual, cuando llegamos allí el viernes, no paraba de llover, nos mojamos incluso por dentro buenamente, yo tenía algo de miedo a como amanecería, mas bien a la noche, 10 tíos en calzoncillos en una casa metidos y con mucho amor por dar, afortunadamente mi ojal no fue perturbado por los ronquidos en la noche.

Cuenca saliendo de noche



















Tras un desayuno en lo que parecía el camarote de los hermanos Marx, preparamos bicis, nos vestimos con ropa de lluvia, que nos duro media hora seca, me puse hasta una bolsa de basura en la cabeza, la cual tuve que quitarme al rato, que calor!!,...

Los Rocosos













Los senderos prometían, ya al principio, saliendo de Cuenca, el Júcar desbordado, mis sensaciones nefastas, barro, charcos, lloviendo, algo me hacia pensar que tendría que estar en las Bahamas tomando Daikiris, pero no, mejor en Cuenca pasando frío y mojado hasta los huevos.

La Senda del Botánico















La senda del botánico, las hojas en el suelo, los ríos inundan las rocas, el cielo cubierto, Dani y Nano al tran tran, Manolo tirando como una mula, de vez en cuando nos costaba encontrar el track, que si cruzo esa loma, que si tiro por allí me quito 37,5 m de ascensión acumulada, panda de blandos!

Aprieta Daniiiii!!











Miguel momentos antes de las dudas gepeseras















Con casi 25 kms en Buenache se quedan Miguel, Dani y Nano, no me quede yo de milagro, esto era inhumano, un sin sentido, apenas podía ver el paisaje y disfrutarlo, allí ellos se repusieron bajo la lumbre, a precio de oro, eso si.

Cerca de Buenache estaba todo encharcado

Como se ríe el truhán de Manolo




































El resto, continuamos hasta Uña, las cuales hacia mucho tiempo que no sentía, cada bajada era un suplicio de agua golpeando la cara, con 45 kms nos plantamos en el bar, arrasamos con cafés, bocatas, caldos calientes. Nos descalzamos, tratamos de secar ropa, Luis estaba tiritando, en Valencia no hace este frío jeje, le di un abrazo amaroso y se calmo.

Aquí calentándonos en Uña

Otros se calentaban en Buenache

































Quedamos seis para acabar la ruta, Muley se fue por carretera a Tragacete, dónde recogió la furgo para ir a buscar a los tres de Buenache, aunque ellos ya habían retomado dirección Uña.

Fotos de Rigor saliendo del Bareto de Uña

Manolo y la Laguna de Uña



































Los rocosos blandiblú, procedimos a subir el Escalerón de Uña, que ya entiendo por que lo llaman así, tenías que agarrarte bien a las rocas, si no querías patinar y a todo esto con la bici.

Juan en pleno Escalerón subiendo a Mordor



















Arriba unas vistas preciosas, la laguna de Uña, las Rocas serpenteando, continuamos, Ignacio andaba un poco mareado, yo estaba con presión intestinal, Juan, Ángel y Luis dando sprints.

Cuidado que las manos van al pan!!




















Durante un tiempo, Juan y yo estuvimos con Ignacio, subiendo ríos de agua, bajando congelados, algunos tramos andando, otros con una ventisca y rozando los cero grados a casi 1,800m















Las cinco de la tarde y esto que no terminaba, Ignacio se va cual gacela en la ultima subida, Manolo y Ángel desaparecen como perracos llevados por el diablo, a Luis le tenemos que ayudar a ponerse guantes y subir cremalleras, esta con hipotermia, claro que yo estaba como pa tirar cohetes, bueno esos los tire por la noche.

Laguna Uña


















Ultima bajada Juan, Luis y yo, no siento las manos, no siento los triceps, ya no se ni lo que siento, barrizal, lo que faltaba, charcos, tirones en las piernas, tengo que andar, retomo, ultima subida y por fin!! Tragacete al fondo, veo a Dani, me alegro que estén tan pendientes de nosotros, se portaron fenomenal el comando kakitas! jeje.












Llego al Hotel, suelto lastre, nos duchamos, por separado, Ángel y yo, compartimos impresiones, estamos agotados, con tirones hasta en las orejas.

Tragacete



















Por la noche nos bebimos hasta el agua que bajaba de la montaña, esa que nos quiso atar en las tinieblas y que no pudo dejar que no me zampara una gachas y un arroz con leche, entre montones de comida variada.

Los 4 jinetes

















La cama me atrapo en la oscuridad y el cansancio no me dejo dormir mas de 6 horitas, no pasa nada, al día siguiente mas de lo mismo.

Juanillo

















Sobre las 9 de la mañana tras desayuno continental, nuestro maitre Carlos Areces, compagina Museo Coconut y Hotel El Gamo, duro trabajo el que tiene, procedimos a  dar pedales. Nano, Dany e Ignacio no salieron y fueron todo un apoyo para ese día.

Luis aprieta que te nos congelas!!



















Al poco de salir de Tragacete, nos hartamos de subir, casi todo a pata, que reventón nada mas empezar, los arboles, las rocas, no nos dejaban pasar, como sino quisieran que continuáramos.

Manolo el Rocoso!

















Algún esqueleto de gamo, sensación de estar perdidos en la nada, aquí el tiempo se paro en el Paleolítico, esa dieta que tanto le gusta a Luis, algún bocado le vi dar a las gacelas esteparias.

Aquí el colega se zampo el Gamo


















Serranía Cuenca















Algún rampote, algún pedregal y en una bajada por pista un gamo nos quiso dar una coz a Juan y a mi, increible!, nos paso tan cerca que hasta me dio la impresión de que nos guiñaba un ojo, que salto y ligereza. Un subir, un bajar, tras 30 kms llegamos a Las Majadas, allí nos esperaban las furgos, casi la 1 de la tarde, el tiempo empeoro, optamos por quedarnos, nos cambiamos, guardamos todo el percal y nos fuimos de comida a Cuenca.
Miguel y Muley

Muley bajando hacia Las Majadas


Un final a todo un fin de semana de petadas, a comer, a dar pedales, pero sobre todo, de amistad, cada uno con nuestros propios problemas, con sus quebraderos de cabeza, pero coño!! me duele la mandíbula de reírme, sera que no soy un tío Rocoso del Paleolítico, sera que solo soy de Madrid.