lunes, 28 de noviembre de 2011

Al florecer otoñal

















En el punto del otoño dónde aquella vez acaricie tu ... singular color el que producen las hojas en el suelo, aquel beso u aquel olor, el otoño por su tristeza, por su belleza, por las vistas que ofrece desde cualquiera de sus cerros en la Casa de Campo, en el verde de tus ojos, acariciando un invierno, que se nos viene.

Cuanta poesía puedo emanar en mis conexiones de letras, ¿a quién narices le importa todo esto? A veces veo las estadísticas del blog, sorprendentes!, quiero entender que algunos adictos a la bici, me consta, los demás no creo que sea por mi brillante literatura, sea por lo que sea, alguna vez me he quedao flipao de los que me leen, bueno que entran en este mi hueco personal e intimo en la red, insensatos!!

El finde pude disfrutar de dos días de bici, con Mer y Miguel el primero, con Ali el segundo. Por belleza ambos pudieron parecerse algo, aunque disfrute mucho mas con Ali, ni que decir tiene, la Casa de Campo en estas fechas esta preciosa, muchas salidas en solitario por allí tenía ya, senderos y recovecos, hacen que casi en mas de 30kms por allí no se repita casi ni un solo camino o sendero.

Hoy alguna que yo me se tenía agujetas en su cuerpo, claro, que divertido este sendero, como disfruto con los saltitos, como serpenteo, como se acelera la burra, acabando con pelin pajarote, hoy tenía agujetas, hoy sabía lo que cuesta cuando das mas que lo que tienes, estas tan ensimismado en disfrutar, que ni te imaginas determinados músculos que existen en tu cuerpo.

Y es que claro, no todo van a ser los caminos anchos del Sur Pinteño, mas feos en época veraniega, aunque ahora, como pude comprobar con Mer y Miguel, esta todo muy verde y embarrado, menos mal que algo de sol hizo la semana pasada, que sino, chungo, algún año tendremos trialeras por el sur, será cuando llegue la próxima Pequeña Edad Hielo y nuestros glaciares vuelvan a resurgir, pero antes creo, el ser humano desaparecerá, no hay espacio para tanto "animal" en el planeta.

Pues nada, mientras pensamos en que narices hacemos con este nuestro hábitat, pienso que como no vaya pronto a ver los glaciares de los Alpes, me quedaré sin verlos, mejor no pensar en cuantos otoños, primaveras, nos quedarán por ver, nunca se sabe, lo mismo nos tenemos que comprar todos trineos y el Sahara se convierte en el siberiano Baikal helado, pero para eso, yo, os aseguro que no estaré dando el coñazo ya por este mundo virtual de la red.


















Mer y Miguel, en el ocaso del sol otoñal, cerquita de la Fuente la Teja

No hay comentarios: