Pedriza Cautivadora

Mil adjetivos para este lugar de la Sierra de Madrid, al que tanto debo, al que cada recodo por él que he pasado me tiene enamorado, aquel árbol enormemente grande entre las buitreras y el collado los pastores, esa fuente que casi nunca tiene agua salvo en época de mas frío y penuria, el sendero que te envuelve con sus mil colores y piedras, unos recuerdos del ayer cercano, unos sentimientos tan profundos por la cantidad de veces que la he disfrutado en mi soledad, aunque ayer no, ayer la compartí con mi gran compi de rutas últimamente, Pedro, nos salio todo un rutón de 47km y 1.400 de desnivel, incorporando la empinada y destrozada en algunos tramos subida a La Nava, que nos deja casi a 2.000 m de altitud, con unas vistas que cortan la respiración a cualquiera y con unos primeros casi 20kms subiendo, pocas subidas tan largas en Madrid, sin duda la mas bonita de este nuestro entorno cercano, sus sombras en subida nos acompañaron mucho en el camino, el sol apenas calentaba en un día de pleno verano, sus aguas nos llenaron de vida, sus vistas embriagaron mi alma, las rocas perpetuas de la Pedriza parecen decirnos que somos insignificantes en este mundo, sea como fuere, todo estas montañas permanecerán incluso cuando no exista nadie para leer estas palabras.

Este finde tendremos nuestro gran mini reto del verano, trataremos de coronar Veleta y Mulhacen en un día desde Capileira, si los neveros de este año nos dejan, si la cantidad de kms subiendo no nos peta, descubriremos lo que se siente estando en la cota mas alta de la península ibérica.

Que música poner a algo que te cautiva, es complicado, mil canciones para mezclarse con un lugar, como últimamente todos los pájaros que vemos nos creemos que son Águilas, pues que mejor que esta canción del El Último de la Fila y que se llama El Monte de las Águilas , por las veces que me ha llovido allí, no he podido subir por la nieve, que he cruzado sus ríos y vistos sus pájaros, sus árboles y que mejor manera de expresar sentimientos con el grupo que marco mi adolescencia, con sus letrás románticonas y directas al corazón, tan cercano y pronfundo como La Pedriza, un lugar para no pestañear en horas.

El Monte de las Águilas